ZARAPICOS

Suena a golf

Zarapicos

Un pequeña cita con encanto. Así defino mi paso por Zarapicos. He llegado en bicicleta, por la margen izquierda del Tormes, hasta toparme con la fuente de su plaza. A la sombra de los plataneros me recupero tirado en la hierba.

Es un lugar tranquilo en apariencia, pero tiene un turismo poco frecuente en la zona. He visto a lo lejos un pasto más verde de lo habitual y manillar en ristre he decido acercarme. Pronto me he dado cuenta de que se trataba del conocido Campo de Golf de Zarapicos, alegrando el campo charro desde septiembre de 1990, años en que se inauguró. Así me lo han contado los jugadores con los que he conversado mientras les veía afinar en el "green".

Gentes venidas de toda España pasan unos días agitando sus palos al son de abejarucos y abubillas. El ir y venir de aficionados a este deporte se cruza con el trote de los caballos. Las instalaciones de la Hípica permiten cabalgar por el monte, quizás una de las más gratas formas de hacerlo.

Sigo con mi bicicleta y pedaleo ya a dormir en una casa rural del pueblo. Por una de estas veredas me acabo de encontrar un rebaño de ovejas merinas. No he podido resistir la tentación de unirme al pastor y sus perros. Abandono el sillín y veo caer la tarde con sosiego.

No hay que perderse: La Iglesia de Santiago Apóstol, la Cruz del Moreno, la Ermita del Cristo Medianero.

Detalle curioso: Existe un camino hasta San Pedro del Valle muy poco transitado. Si se hace en bicicleta o andando es posible ver fauna interesante.